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La depresión en los ancianos

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    La depresión es una enfermedad mental que afecta a más de 350 millones de personas en todo el mundo. Cada año, miles de personas, independientemente de su estatus, nacionalidad, edad o condición social sufren depresión. Se calcula que la cuarta parte de la población mundial puede estar pasando o pasará alguna vez por un cuadro depresivo.

    Su importancia es tal que en diez años será la primera causa de incapacidad clínica en el mundo. Esta enfermedad afecta especialmente a los ancianos, unos de los grupos más vulnerables, pues los sentimientos de tristeza, abandono y soledad suelen ser más fuertes debido a los múltiples y drásticos cambios que presentan y por la falta de cuidado que se le da a esta enfermedad en esta etapa de la vida.

    Dicho esto, ¿conocemos las causas de la depresión en los ancianos? Te lo contamos en este post.

    Causas de la depresión en los ancianos

    La depresión es la primera causa de consulta psiquiátrica en los ancianos mayores de 60 años. La OMS (Organización Mundial de la Salud) calcula que el 25% de las personas mayores de 65 años padece algún tipo de desorden psiquiátrico, siendo la depresión la enfermedad más frecuente y superada únicamente por la demencia a partir de los 75 años.

    Existen varios motivos por los que un anciano se deprime, siendo algunos de ellos:

    • Enfermedades incapacitantes
    • Pérdida de personas importantes (amigos, pareja, separación de hijos, etc.)
    • Jubilación, dejar de trabajar
    • Dolor crónico
    • Pérdida de la independencia (moverse y cuidarse por sí mismo)
    • Efectos secundarios de medicamentos que debe tomar diariamente

    Síntomas de la depresión en los ancianos

    Los síntomas de depresión en los ancianos son difíciles de diagnosticar, pues habitualmente suelen confundirse con síntomas propios del envejecimiento y no de la depresión. Por este motivo, muchos ancianos no acuden a tiempo a recibir el tratamiento adecuado y cuando lo hacen, la depresión es ya muy profunda.

    Algunos de los comportamientos pueden ayudarnos a saber si las personas de la tercera edad tienen depresión:

    • Sentimiento de tristeza o vacío, apatía
    • Irritabilidad o sentimiento constante de culpabilidad
    • Cansancio habitual
    • Olvida constantemente los nombres, las fechas, los sucesos y las cosas más sencillas
    • Descuidar la higiene personal
    • Mala alimentación en los ancianos
    • Aislamiento, falta de contacto con familiares y conocidos

    Existe, además, un problema de índole generacional. Los estudios acerca de la depresión son relativamente recientes. Por esto, algunos ancianos pueden pensar que, si su familia o personas cercanas sugieren que sufre una depresión, se les acusa de estar locos.

    Cómo ayudar a los ancianos que tienen depresión

    A pesar de esto, si el entorno cercano al anciano cree que este está pasando por una depresión, es fundamental actuar a tiempo a pesar de la renuncia de la persona de la tercera edad. La obligación de los familiares que lo cuidan es consultar en el momento que observan cambios drásticos en el ánimo y el comportamiento del anciano.

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    Por esto desde msoluciona, recomendamos acudir al médico de cabecera y contarle el comportamiento que han visto en el anciano en los últimos días, semanas o meses. Debemos contarle no solo los cambios físicos y de comportamiento, sino también sus quejas y pesares. Todos los detalles son importantes para diagnosticar cuanto antes una depresión.

    Tras esto, nuestro médico de cabecera remitirá al anciano a un especialista, quien le recetará medicación específica para la depresión. Esta medicación debe ser ordenada únicamente por él, nunca automedicarse. En este punto, nuestro deber es:

    • Vigilar que el anciano se tome los medicamentos para la depresión de forma adecuada
    • Llevarlo a las visitas periódicas con el psiquiatra o el psicólogo
    • Vigilar sus hábitos de sueño
    • Controlar su alimentación
    • Escucharlo cuando necesite contar sus penas
    • Animarlo a que realice actividades que le produzcan bienestar y alegría
    • No juzgarlo, que se sienta querido y comprendido

    Es importante, además, que el anciano no se sienta forzado a realizar acciones que vayan más allá de sus limitaciones. Esto podría provocar problemas físicos que, en todo caso, acentuarían aún más su depresión.